Thursday, July 13, 2017
Friday, July 7, 2017
Wednesday, June 28, 2017
Examen Diario - San Ignacio Loyola
El Examen Diario
(San Ignacio de Loyola)
San Ignacio de Loyola incluyó en sus Ejercicios Espirituales
una oración llamada “Examen,” que deriva de la palabra latina examinatio
(examinación).
El Examen Diario es
un método para revisar tu día en la presencia de Dios, un tiempo dedicado a
reflexionar con gratitud acerca del lugar que ocupa Dios en tu vida diaria.
Consta de cinco pasos, que se suelen seguir más o menos en orden, y por lo
general toma entre 15 y 20 minutos cada día.
1.
Dar
gracias. El día que acabas de vivir es un don de Dios. Agradéceselo.
2.
Pedir
a Dios que te de la gracia de reconocer tus pecados y lanzarlos Quieres ver tu
día con los ojos de Dios, no simplemente con los tuyos
3.
Hacer
revisión de todo lo ocurrido desde que abriste los ojos al levantarte y hasta
el momento en que estas realizando el examen. De hora en hora, de tiempo en
tiempo. Primero en pensamientos, luego en palabras y finalmente en obras.
4.
Pedir
perdón por las faltas
5.
Proponer
enmienda con su gracia.
Se debe finalizar con
Un Padre Nuestro.
¿Sencillo? Sí.
¿Fácil? La verdad es que no. A veces rezar el examen es algo agradable y
jubiloso, pero a veces es una tarea ardua. Si la oración del examen cumple su
función, hará surgir momentos de dolor y te llevará a examinar comportamientos
de los que puede que te avergüences. Algunas veces rezar el examen te hará
sentir incómodo, pero ¿por qué lo harías si no fuera a ser así? La oración
verdadera se hace para que ocurran cambios, y el cambiar nunca es fácil.
El tema central
del examen es tu vida, específicamente el día que acabas de vivir. El examen
busca señales de la presencia de Dios en los sucesos del día: un almuerzo con
un amigo, un paseo por el parque, una palabra amable de algún colega, un desafío
superado, un deber cumplido. Dios está presente en los momentos “espirituales”
trascendentes, pero también lo está mientras preparas la cena, escribes una
nota, contestas correos electrónicos y habla por tu celular. Nada es tan
trivial como para que no tenga sentido. ¿En qué piensas mientras estás en un tapón
de tráfico o mientras esperas en una larga fila en el supermercado? ¿Cuál es tu
estado de ánimo mientras realizas tareas aburridas y repetitivas? Te
sorprenderás de lo significativos que pueden ser estos momentos cuando
realmente les prestas atención. Las personas suelen rezar el Examen Diario a
una hora determinada, pero no hay razón por la cual no podamos rezar el examen
mientras esperamos en esa larga fila en el supermercado. Después de todo, Dios
también está allí, sin duda, mientras esperamos en la fila del supermercado.
Todo lo que necesitamos para rezar el examen es un poco de tiempo en el que
podamos estar tranquilos.
Seguir los pasos
de Jesús implica examinar con frecuencia nuestro comportamiento y preguntarnos
si nuestras acciones se ajustan a las de Cristo.
San Ignacio
diseñó el Examen Diario para mantener y ampliar esta experiencia de profunda de
conversión para la causa de Cristo. Este deseaba ayudar a las personas a
desarrollar un hábito reflexivo de la mente que estuviera en armonía constante
con la presencia de Dios y que respondiera a su guía. El examen se convirtió en
la base para desarrollar esta conciencia llena de gracia. San Ignacio quería
que los jesuitas rezaran el examen dos veces al día: al mediodía y antes de
irse a dormir. Lo creía tan importante que insistía en que los jesuitas rezaran
el examen aun cuando estuvieran demasiado ocupados como para rezar de otro
modo.
El examen no es
la única manera de rezar, pero sí es una manera en la que cualquiera puede
rezar. Descarta lo abstracto y se deleita en lo concreto. Es inagotable. Trata
cada momento de cada día como un momento de bendición en el que Dios puede
aparecer. Es una manera de encontrar a Dios en todas las cosas. Es sencillo;
trata de lo que hacemos a diario; nos conecta con Dios; nos ayuda a caminar con
Cristo en nuestras actividades cotidianas.
No hay nada en
nuestra vida que sea tan insignificante como para no merecer la atención de
Dios. De hecho, lo mundano y lo rutinario de nuestra vida dan profundidad y
textura a nuestra relación con Dios. Lavar las ventanas y preparar la comida
son parte de esa relación tanto como lo es el día de nuestra graduación. Si es
parte de nuestra experiencia humana, entonces Dios allí está.
El examen es una
solución inmediata al problema de ¿sobre qué puedo rezar? Esta es la respuesta:
sobre todo lo que te ha pasado hoy. Quizás tengas la impresión de que la vida
diaria es siempre la misma vieja historia. No es así. La vida diaria tiene mucha
riqueza y sentido. Cada encuentro, cada reto, cada desilusión y cada alegría es
un lugar donde podemos encontrar a Dios.
Recuerda, el examen es una forma en que cualquiera puede
rezar, y si estás buscando un cambio o un empujón o un aliento, puede que
quieras hacer la prueba. Inténtalo al menos por un mes; al menos por el tiempo
suficiente como para que deje de ser novedad. Quieres llegar a estar lo
suficientemente cómodo como para que el examen no te parezca artificial. Elige
siempre la misma hora para rezarlo, trata de que sea al final del día.
Ahora vamos a
llevar a la practicar los 5 pasos para realizar nuestro el Examen:
Primero cálmate,
relájate, visualiza una bella montana, donde florece el verdor, esta debajo de
una frondoso árbol, y gracias la briza fresca cierra tus ojos, hay alguien que te toma de la mano, es ese amigo fiel, el
que siempre esta a tu lado, el que nunca te ha abandonado, siente sus manos
tomar las tuyas, siente las manos de Jesús, mira la alegría en su rostro y escucha la risa de la felicidad que el tiene
de tenerte a Su lado.
En esa misma
sintonía, Dale gracias, Mira tu día con espíritu de gratitud. Todo es un don de
Dios. Da gracias por todo lo que El te ha dado desde permitirte ver un nuevo
día hasta cada uno de los detalles con que te ha bendecido durante todo el
resto del día.
Pídele gracia
para reconocer los pecados y lanzarlos: cada forma en que no solo le faltaste a
cualquier al prójimo sino a El, a Cristo Jesús, sin permitirte usar excusas, ni
otros culpables, pídele la gracias de
reconocer cada pecado. Pídele el
regalo del Espíritu Santo para poder reconocer tus infidelidades al amor del
Padre; tus faltas de finura con El, tus
rebeldías, frivolidades, faltas de atención a Sus hijos y sus necesidades…
Ahora entra al
corazón del encuentro con Dios, revisa tu día. Piense
en esto como si estuviese viendo una película en su cabeza, Oprime el botón
para dar comienzo a la película, y recorra tu día, del principio al final,
desde que se levanta por la mañana hasta que se prepara para ir a la cama por
la noche. Reconoce qué fue lo que lo hizo feliz, qué lo estresó, qué lo
confundió, qué lo ayudó a ser más cariñoso. Recuerde todo: imágenes, sonidos,
sentimientos, sabores, texturas, conversaciones. Pensamientos, palabras y
obras, como dice Ignacio. Recuerda que cada momento ofrece una ventana para ver
dónde estuvo Dios en su día y que ninguna
experiencia es demasiado trivial, para ser investigada espiritualmente. Nada en
nuestras vidas es tan insignificante como para que no merezca la atención de
Dios. Recorrer
y examinar, de la mano de Jesús, el lado oscuro
de lo vivido durante el día. Se trata de
revisar, con El, tus actitudes, pensamientos, palabras, acciones y omisiones en
los que se reflejaron criterios de juicio y prioridades no evangélicas;
relaciones no acordes con Su corazón. Tus
fallas en profundizar los amores y superar los desencuentros. Convérsalo con
Jesús, sin soltarte de su mano. Esto es
importante porque es en tu vida corriente, de momento a momento, donde se juega
tu fidelidad al amor de Dios y al llamado de Jesús a construir juntos un mundo
más humano y amoroso. tus emociones, positivas y negativas,
dolorosas y placenteras, son señales claras de dónde estuvo la acción durante
el día. Simplemente presta atención a cualquiera de estas emociones y a todas
ellas a medida que surjan, a toda la gama: delicia, aburrimiento, temor,
expectativa, resentimiento, ira, paz, contento, impaciencia, deseo, esperanza,
arrepentimiento, vergüenza, incertidumbre, compasión, repulsión, gratitud,
orgullo, rabia, duda, confianza, admiración, timidez. . . lo que sea
que hubiera. Algunos de nosotros podemos dudar antes de concentrarnos en las
emociones en esta era de la psicología sobredimensionada, pero creo que estas
emociones son el indicador más animado de lo que está sucediendo en nuestra
vida.
Elige una de
esas emociones (positiva o negativa) y reza desde ella. Es decir, elige la
emoción que recuerdes y que más llamó tu atención. La emoción es un signo de
que está sucediendo algo importante. Ahora, simplemente expresa espontáneamente
la oración que emerja mientras le prestas atención al origen de esa emoción: alabanza,
petición, contrición, pedir de ayuda o sanación, lo que fuera.
Y ahora que
sabes en que faltaste a Dios, en que heriste a Jesús, en que fallaste en este
día, realiza e inicia el propósito de enmendar con Su gracia. Une las piezas
rotas, repara lo dañado y cura lo herido y maltratado.
Padre Nuestro,
que estas en …
Consecuencias
Estas son
algunas de las consecuencias que surgen a partir de este tipo de oración:
Siempre hay algo
por lo que rezar. Para una persona que realiza este tipo de oración al menos
una vez al día, nunca surge la pregunta: ¿de qué debería hablarle a Dios? Hasta
que mueras, siempre tendrás las últimas 24 horas, y siempre tendrás
sentimientos en relación a lo que vendrá.
El momento de
gratitud vale la pena por sí mismo. “Sean agradecidos”, dice Pablo a los
colosenses. Aun si nos quedamos dormidos tras repasar los dones del día, hemos
alabado al Señor.
Aprendemos a
presentarnos ante el Señor donde estemos, como estemos. No hay otro modo de
estar presentes ante Dios, por supuesto, pero a menudo nos engañamos pensando
que tenemos que “poner la mejor cara” antes de dirigirnos a nuestro Dios.
Aprendemos a
respetar nuestros sentimientos. Los sentimientos cuentan. Son moralmente
neutros hasta que tomamos alguna decisión con respecto a actuar sobre ellos o
lidiar con ellos. Pero si no les prestamos atención, nos perdemos lo que tienen
que decirnos sobre la calidad de nuestra vida
Wednesday, May 31, 2017
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